De vuelta al cine ruso



Mucho antes de que llegara Hollywood con su gigantesca parafernalia cinematográfica a la orden de un sólo objetivo: convertir el cine en una provechosa fórmula económica, el séptimo arte se movía au-téntica y tímidamente por entre las nuevas ten-dencias culturales que por su contemporaneidad le eran afines. Desde que en 1895 nació el cine para el público con los hermanos Lumière, una mezcla de novedosas corrientes lo acompañaron en sus pri-meros pasos. Los movimientos del postromanti-cismo como el Futurismo o el Simbolismo y, pos-teriormente el Vanguardismo, definieron los primeros discursos cinematográficos que buscaban perma-nentemente una renovación radical de forma y de contenido, así como originalidad en su producción.

En Rusia, la manera de abordar la cinematografía marcó un decisivo precedente para la historia evolutiva del cine. Es interesante ver cómo dos ideologías socio-políticas distintas influyen drásti-camente tanto en los contenidos argumentales como en la forma de realización del cine; hablamos de antes y después de la revolución soviética. En un inicio, los rusos, además de contemplar películas europeas y estadounidenses, comenzaron a realizar sus propias películas en su mayoría adaptaciones de obras maestras de la literatura rusa del siglo XIX. Estas películas prerrevolucionarias reflejaban los problemas y vida de la clase alta proyectando el sistema político de los zares. Los filmes más antiguos que se conocen son los de un fotógrafo de San Petersburgo, Alexandr Drankov, quien rodó en una fecha tan lejana como 1907 la obra Borís Godunov de Alexandr Pushkin; y luego Stenka Razin en 1908, la primera película narrativa rusa de ficción que ha llegado hasta nuestros días basada en una canción popular. El fotógrafo Drankov realizó en dos meses 16 documentales descriptivos y de actualidad, y durante los siguientes diez años, éste y su rival Alexandr Janzhonkov, se mantuvieron en la escena cinematográfica complaciendo los caprichos de los zares. Los principales directores rusos de la época como Eugine Bauer, Iakov Protázanov, y Vladímir Gardin, desarrollaron un estilo muy pictórico pero de largos planos y transcurrir lento, que permitía a actores como Iván Moszzhukin o Vera Jolodnaia transmitir esa gran intensidad trágica que encantaba al espectador.

No obstante, a medida que se acercaba el inicio de la I Guerra Mundial, los temas literarios e históricos fueron cambiando por cuentos fantásticos de bandidos o historias de amor, dramas de gabinete y de naturaleza psicológica, policíacos, de aventura, de época, de guerra, propaganda y también cómicos, todos, con fuertes cargas melodramáticas y finales trágicos. La guerra le dio al cine ruso nuevas tramas de carácter nacionalista para explotar. En 1910 también se produjo la primera película animada en manos de Ladislao Starevich, quien usando una marioneta en movimiento cuenta una historia secuencial. Posteriormente en 1912, Khanzhonkov crea un rústico estudio cinematográfico y el director Iván Mozzhukhin hace allí su primera película, un largometraje de 2000 metros titulado Oborona Sevastopolya (La defensa de Sevastopol). Entre los años 1912 y 1914, el cine ruso se vio renovado e impulsado gracias a los filmes experimentales. "Tres son los personajes representativos de este tipo de cine, que enlazará directamente con el posterior cine soviético: Eugeni Bauer, Wladislaw Starevich y Jakob Protazanov. Bauer fue uno de los primeros directores en basar sus filmes en el montaje de diferentes planos de acción, sumamente expresivos; por su parte, Starevich está considerado como el primer realizador ruso de cine animado; pero el más importante de todos ellos fue Protazanov, tanto por su extensa producción como la voluntad de dar «autenticidad» a sus filmes -entre los que destacan, entre 1912 y 1920, Nikolaj Stavrogin, Guerra y Paz y La Dama de Picas y, más tarde (1924), Aelita- y el desarrollo de todos los recursos técnicos conocidos hasta ese momento (decoración, fotografía, iluminación, interpretación y montaje). Otros realizadores destacados fueron Gardin, Goncharov, Cardynin, Gromov, Kasjanov etc... Y es que los años 1914, 1915 y 1916 fueron, precisamente, los años de máxima producción de filmes. Pero, sobre todo, la Revolución de Octubre de 1917 y la Guerra Civil marcarían una nueva etapa para la cinematografía a partir de ahora «soviética»"1.

Los restos de postromanticismo y las nuevas corrientes vanguardistas (el avant-garde francés) del siglo XX, iban calando en la cotidianeidad rusa y en el concepto de Arte y Cultura en general. El Cubismo, el Impresionismo, el Expresionismo, el Fauvismo, el Dadaísmo, el Ultraísmo, el Estridentismo, el Existencialismo, el Futurismo y el Surrealismo, ofrecían una manera distinta de ver la vida, acorde con las nuevas estructuras de pensamiento y las rupturas de paradigmas que venían alborotando los últimos vestigios de "tranquilidad" decimonónica. Por ejemplo, el Surrealismo, le adjudica todo el peso al funcionamiento real del pensamiento sin la intervención reguladora de la razón ajena a toda preocupación estética o moral. Se orientaba en contra de las teorías tradicionales sobre estética, ética y política, y en favor de nuevos símbolos y mitos alejados del racionalismo, dándole a la composición cinematográfica una mayor o menor fuerza a la importancia de las imágenes y a la estética. Mientras que los expresionistas, defendían un arte más personal e intuitivo, donde predominara la visión interior del artista: la "expresión" frente a la "impresión" de la realidad dando origen a un cine más intimista y hermético. El Cubismo descomponía la imagen tradicional en tanto que en el Fauvismo el color era el objetivo principal del cuadro, y el Ultraísmo buscaba una técnica distinta con la sola idea de auto modificarse continuamente.


 Iván Mozzhukhin - El Padre Sergio
Mientras todo esto sucedía en materia de arte, junto a la búsqueda de adelantarse hacia lo desconocido, estalla la Primera Guerra Mundial entre 1914 y 1918. Esto devasta la economía rusa y la cinematografía cae en descenso. Las importaciones aminoran drás-ticamente, especialmente las películas de Alemania y los países aliados que rápidamente salen del mercado. Los cineastas rusos comienzan a realizar filmes patrióticos anti-alemanes hechos a menudo precipitadamente, e incluso, siendo filmados mientras los guiones eran escritos. Ya para 1916 en Rusia se habían producido 499 películas, tres veces más que el número producido en los tres años anteriores. Y en 1917 sorprende la Revolución Soviética. Disminuye la censura política y religiosa. Temas antes prohibidos comenzaron a ser explotados por los amantes del cine como la obra de Tolstói, El padre Sergio (1918), dirigida por Protázanov, y El revolucionario de Bauer de 1917, películas no obstante igualmente censuradas hasta el triunfo definitivo de la Revolución cuando ambos cineastas regresan al país después de un breve exilio. Asimismo fueron producidas muchas películas anti-zaristas en el fervor del triunfo del proletariado, reflejando esta vez cuestiones propias de esta clase social trabajadora, la vida popular, tanto como la individual y los problemas intrínsecos del ser.

Al igual que otras industrias, la cinematografía fue nacionalizada justo un año después de haberse creado la primera Escuela de Arte Cinematográfico del Estado (VGIK). La nacionalización de esta industria no impidió la producción privada, pero el control del Estado y el racionamiento de los escasos bienes disponibles después de la guerra generaron cortometrajes de propaganda política para ser exhibidos en trenes y barcos. Con la revolución soviética, la cinematografía se convierte en un arma poderosa de instrucción y en un medio eficaz de propaganda y difusión de ideología. De esta manera, lo que se pretendía era mover a las masas a través del cine creándose el agit-prop (agitación y propaganda). Fue el 27 de agosto de 1919 que Lenin firmó el decreto por el cual la industria y el comercio del cine pasaban a manos de el Narkomprós: Dirección del Pueblo para la Instrucción, dirigido por Lunacharski, precisamente el hombre que intentó poner en marcha una producción cinematográfica regular como primera medida. No en vano el propio Lenin le había dicho en 1922 que: "Usted es conocido entre nosotros como un protector de las Artes, por lo tanto ha de recordar que, de todas ellas, la más importante para nosotros es el cine". En efecto, Lenin y el Gobierno Soviético convocó a todos los artistas rusos para que tomasen parte activa en la educación de las masas. Y el más poderoso y masivo medio de comunicación no era otro que la cinematografía. Así, durante los años inmediatamente posteriores a la Revolución, el Estado apoyó las tendencias de vanguardia; y es de allí que surgen los primeros grupos vanguardistas que influyen profundamente en la historia del cine: "El Laboratorio Experimental" de Kuleschof; la "Fábrica del Actor Excéntrico" de Kosnitzev, Trauberg, Jutkevich, Gerasimov; los "Kinoks" (cine-estusiasta) y uno de los más importantes el "Cine-ojo" de Dziga Vertov.

No hay comentarios:

Publicar un comentario